viernes, enero 10, 2020

¿CONTRATAR O NO A UNA MUJER EN CARGOS DIRECTIVOS?: ¡HE ALLÍ LA CUESTIÓN! (UNA MIRADA DESDE MI PROPIA EXPERIENCIA)

Este es el ensayo que se hizo acreedor al tercer puesto en el XXXII Concurso del CLAD 2019.  La premiación fue realizada en noviembre del año pasado en la ciudad de Buenos Aires - Argentina.

RESUMEN

A lo largo de la historia, el hombre se ha considerado el único capaz de dirigir naciones y empresas, el único con habilidades y destrezas para ocupar cargos directivos y lograr el éxito en los negocios.  Esta premisa que desde hace décadas las mujeres intentamos derribar, ha sido propiciada y fortalecida por nosotras mismas pues desde tiempos inmemoriales hemos otorgado a los varones el papel de proveedores, con infinidad de derechos y el único deber de trabajar fuera de casa para mantenerla, mientras que las mujeres con total conciencia hemos aceptado asumir como rol principal el de madres y esposas y por consiguiente la mayor parte del trabajo no remunerado dentro de la familia haciendo nuestra la cultura machista tan arraigada en Latinoamérica.

Si bien hombres y mujeres somos distintos física, psicológica y emocionalmente, esas diferencias deben complementarse.  A través de diversos estudios, ha quedado demostrado que los equipos mixtos de hombres y mujeres son más generosos, más igualitarios, y que los equipos con un mayor porcentaje de mujeres tienen mejores rendimientos porque construyen relaciones de calidad y procesos de trabajo exitosos.  Ahora bien, para que la diversidad de género produzca sus beneficios, debe existir un contexto en el que la diversidad de género se acepte de manera normalizada, pues la diversidad crea beneficios positivos cuando las personas creen en su valor intrínseco.

Los datos del Índice de Mejores Trabajos concluye que los hombres de la región tienen más trabajos y de mejor calidad que las mujeres.  El índice permite identificar el tamaño de esta brecha para cada país.  Así, se observa que la mayor brecha de género se encuentra en Guatemala y la menor, en Uruguay.  En todos los países, la brecha de género es mayor en la dimensión de cantidad que en la de calidad observándose que la brecha de género en la región apenas se ha reducido seis décimas desde el año 2010.

Ahora bien con respecto a la presencia de la mujer en cargos públicos como Presidencia o Consejo de Ministros, 30% es la media de representación femenina en América Latina.  Por ejemplo en los Parlamentos latinoamericanos, la mayor representación femenina se ubica en estados de corte autoritario tales como Cuba y Nicaragua, mientras que en el ámbito democrático, el porcentaje de mujeres que ocupan escaños congresales es alto en Bolivia, Costa Rica y México; siendo que, cuando el reparto de puestos depende más de la norma social o de la decisión individual que de una ley definida y acordada de antemano, o incluso de la decisión de un régimen autoritario vertical, las mujeres obtienen menor posibilidad de acceder a ellos. 
 
Cerrar brechas es tarea de todos.  Cuando el trinomio Estado, organizaciones sindicales e instituciones públicas unan esfuerzos para lograr la tan soñada inclusión de las mujeres y se eliminen las diferencias salariales, los países latinoamericanos, se desarrollarán más rápidamente y lograrán mejores resultados en favor de sus ciudadanos.

PALABRAS CLAVE: Mujer – paridad de género – cargo público – techo de cristal – servicio civil – Gerente Público – Latinoamérica – Perú. 

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