Existen muchas definiciones sobre liderazgo. Para Gómez (2002) “El liderazgo es
la capacidad de influir en un grupo para que se logren las metas”. Etling
(2005) define como principales características del líder la inteligencia,
persuasión, emprendedurismo y poder de convencimiento. Davis &
Newstrom (2003) complementa esta definición indicando que se influencia en el
equipo de trabajo con el propósito de que trabajen “con entusiasmo” en el
logro de sus objetivos, siendo esta influencia desarrollada, como lo indica Payeras
(2004); a través de una visión sustentada por los valores que la apoyan,
generando en el individuo la incorporación a su propio comportamiento
(Hellriegel & Slocum, 2004) (los subrayados son nuestros).
Con todo estos conceptos, en primer lugar consideramos que liderar no es lo
mismo que gerenciar y aproximando una definición propia, podríamos decir que
liderazgo es la capacidad de influenciar sobre las personas (usuarios internos y
externos) para alcanzar objetivos válidos y éticos en el marco del bien común. Por
otro lado, también consideramos que existen diferencias notorias entre el
liderazgo en el sector público y en el privado ya que aunque en ambos ámbitos las
habilidades técnicas y las capacidades personales deben ser similares, el sector
público requiere mayores habilidades de influencia personal y persuasión con la
finalidad de lograr, con los recursos disponibles (presupuestales y de talento
humano principalmente) atender las demandas cada vez más complejas de la
población a fin de reducir la posibilidad de insatisfacción y por ende, de conflictos
sociales.
Ahora bien, si complementamos lo antes dicho con el liderazgo femenino y su
presencia en puestos de poder en América Latina, las brechas subsisten. The
Global Gender Gap Report 2018 señala que la mayor disparidad de género está en
el empoderamiento político, que hoy mantiene una brecha del 77,1%, mientras
que la brecha en participación económica y oportunidad es la segunda más grande
con 41,9%. El BID (2021) establece que las mujeres representamos
aproximadamente la mitad de los empleados del sector público, sin embargo solo
ocupamos entre el 30% y el 40% de los cargos gerenciales.
Esta brecha es alta,
ya que para estos puestos se recluta del grupo profesional de la Administración Pública, donde las mujeres se encuentran bien representadas. De acuerdo con una
investigación del PNUD (2020), hay menos mujeres en los puestos más altos de
poder, donde más pesan los vínculos políticos y personales en lugar de los méritos
para la designación, son justamente los techos de cristal que se va engrosando
mientras más alto sea el puesto.
Este trabajo de investigación busca describir la situación real de la mujer, su
liderazgo y empoderamiento y proponer una estrategia viable para empoderarla y
mejorar su presencia en puestos de poder y toma de decisiones especialmente en
el sector público.
Palabras clave: Liderazgo – brecha – empoderamiento – techos de cristal.
AUTORAS:
- Elizabeth CURITOMAY YANQUI.
- Rosario Susana LÓPEZ WONG.
- Angie Sussan TOLEDO FÉLIX.
- Esperanza Marlene ZAPATA CARNAQUÉ.
En el siguiente enlace, encontrarán el trabajo completo: Liderazgo femenino en la administración pública: Rompiendo techos de cristal