
Recientemente asistí a una webinar
sobre calidad del empleo de las mujeres dictada por la Dra. Beatrice Avolio.
En este evento escuché por primera vez en mi vida la palabra
"Serendipity" o serendipia en español y me propuse averiguar qué
significa realmente esta palabra.
Se conoce como SERENDIPIA al descubrimiento o hallazgo realizado por accidente, casualidad,
inesperado y afortunado, de cosas que no se están buscando ni investigando,
pero que son la solución para otro problema que se tenía.
Como tal, la serendipia puede ser vista como la habilidad que posee un
individuo de encontrar constantemente cosas por azar aunque no tenga relación
en lo que se busca, es productivo para la solución de otros problemas.
El concepto serendipia, viene a decir que a veces, los más curiosos
e increíbles descubrimientos se pueden llegar a hacer de casualidad, que un
hecho afortunado puede dar lugar o desencadenar un acontecimiento dichoso y que
surge sin buscarlo. Una combinación de eventos que de forma individual no se
considerarían especialmente beneficiosos, pero que al ocurrir juntos en un
momento determinado producen un resultado excepcional… en
resumen “accidente afortunado”.
En ocasiones se he llegado a usar la palabra serendipia como sinónimo de
suerte, encontrar una cosa cuando se trataba de buscar otra diferente gracias a
la observación (sobre todo en lo concerniente a hechos científicos). De hecho
podríamos afirmar que es algo así como el antónimo de la Ley de Murphy, aquella
que afirma que si algo puede salir mal, saldrá mal. Pues Serendipity
sería algo así como el hecho contrario; si hay una cosa que puede salir bien,
sin esperarlo saldra bien.
Hay dos tipos de serendipity. La primera es en aquella en la que no se
espera, en forma alguna, hacer un descubrimiento. La segunda es en aquella en
la que se espera hacer un descubrimiento, aunque se tenga infinidades de
fallos, pero desconociendo su razón, propiedades científicas, utilidad,
cualidad de mercadeable, aplicaciones, puesta en la práctica, etc.
La historia está llena de descubrimientos serendípicos, es decir, que la
serendipia nos conduce a resultados importantes.
Las fases del proceso podrían ser las siguientes:
·
Existe un problema
·
Existe un sujeto con el problema
·
El sujeto está buscando una solución
·
El sujeto encuentra la solución por
accidente
Pero esto nos conduce a una segunda cuestión: ¿cómo sabe el sujeto que
eso que ha descubierto es la solución? Aquí intervienen muchos factores, pero,
por encima de todo, existe sagacidad e intuición. El sujeto busca algo
específico que encaje en el problema como una llave en una cerradura. Esto
supone que debe estar atento y alerta, y que además sabe perfectamente qué falta, y lo espera.
Por eso, la serendipia no es un accidente, no es una casualidad, ni
tampoco buena suerte, pero lo parece. Para quien está fuera del problema,
llegar a la solución es fruto del azar, un regalo de los dioses. Quien está en
el problema, en cambio, está atento, tenso, para cazar la respuesta al vuelo
cuando se le presente, y en este caso, llegar a la solución no es una
casualidad. La serendipia no es magia, pero en el proceso serendípico
interviene la magia porque la solución surge de modo inesperado y del rincón
más oculto de nuestro ser.
A continuación algunos descubrimientos asombrosos por serendipia:
§ Arquímedes se introdujo en una bañera y observó cómo su cuerpo
desplazaba una masa de agua equivalente al volumen sumergido. Así descubrió el
principio de Arquímedes y salió desnudo a la calle gritando: ¡Eureka!
§
Dicen que Cristóbal Colón descubrió América en 1492 buscando las Indias,
y es por eso que llamó a los nativos de América, indios o indígenas.
§
Los médicos descubrieron la viagra por las investigaciones que
realizaron con el fármaco citrato de sildenafio para el control de la
hipertensión, y descubrieron que el mismo causaban erección en los pacientes
por lo que combatía con la disfunción eréctil.
§
Morgan Robertson escribió un libro en 1898 llamado “Futility or The
Wreck of the Titan” donde narra el naufragio de un transatlántico llamado
Titán, y 14 años después el Titanic sufre un naufragio con muchas coincidencias
asombrosas. Por ejemplo, el nombre de los dos barcos son parecidos (Titán y
Titanic), sus dimensiones son similares (243 y 268 metros de eslora, 75000 y
66000 toneladas); estaban equipados con tres hélices y dos mástiles; se
hundieron en su viaje inaugural en abril chocando con un iceberg en el
Atlántico Norte a 400 millas de distancia de la isla de Terranova en New York
(uno a una velocidad de 25 nudos y otro a 22,5 nudos); tenían pocos botes
salvavidas (24 y 20) ("tan pocos como la ley lo estime"), menos de la
mitad del número requerido para la capacidad total de pasajeros, que era 2.223 en
los dos casos; la mayor parte de las personas fallecidas eran multimillonarios
y más de la mitad de los pasajeros murieron gritando ayuda; zarparon desde
Southampton, Inglaterra, en el mismo mes, abril; los capitanes tenían el mismo
apellido (Smith); y los dos fueron considerados "insumergibles".
§
Muchos habían intentado crear una tabla periódica para ordenar los
elementos, pero conseguirlo parecía una utopía, pues los elementos tenían
propiedades muy diferentes. Sólo alguien con una inspiración fértil y con el
valor para desafiar el saber convencional iba a resolverlo: Dmitry Mendeleyev,
un siberiano que quería que la ciencia se pusiese al servicio del mundo. Él
intuía que existía un lazo de unión entre los elementos; por eso, hizo 63
cartas, una por elemento, donde se incluían sus propiedades y su peso atómico
(entonces solo se conocían 63 elementos), e intentaba ordenarlos continuamente.
Un día, en sueños, le vino la solución, y al despertar, empezó a ordenarlos.
Así, distribuyó los elementos en siete grupos (precisamente usó el siete como
número de ordenación natural: siete planos, siete notas, siete colores del arco
iris…). Él no había hecho ningún experimento, pero su ingenio era tal que sabía
que su tabla periódica no era perfecta porque faltaban elementos por descubrir,
Así describió las propiedades de tres elementos aún no descubiertos, para los
que dejó un hueco concreto en la tabla. Años después, todas sus predicciones se
hicieron realidad, pues tres elementos fueron descubiertos y estos cumplían al
pie de la letra lo vaticinado por él.
§
Daguerré quería conseguir fijar una imagen fotográfica con la máxima
nitidez posible, pero con ninguno de los productos que había experimentado
había tenido éxito. Un día guardó varias placas con las que había estado
experimentando en un armario, y, cuando días después las sacó, vio que en ellas
la imagen aparecía clara. Este había sido el accidente, pero el descubrimiento
procede de la sagacidad de Daguerré al concluir que alguno de los compuestos
químicos del armario era el causante. El mercurio de un termómetro se derramó,
y el vapor de mercurio había causado el milagro, convirtiendo a Daguerré en el
pionero de la fotografía. Él dijo: “la buena fortuna me llevó a ello”.
§
Charles Goodyear estaba decidido a fabricar caucho sintético resistente
a los cambios bruscos de temperatura. Tras muchos intentos, completamente
obsesionado con hallar la solución, se le ocurrió mezclar azufre con el caucho
que accidentalmente cayó sobre una cocina caliente, y, para su sorpresa, no se
fundió sino que se carbonizó lentamente como si fuese cuero. Goodyear
comprendió inmediatamente el significado de este accidente. A este proceso de
añadir azufre al caucho lo llamó “vulcanización” (en honor al dios Vulcano).
§
Kekulé llevaba mucho tiempo intentando encontrar la estructura
satisfactoria para la molécula de benceno. En sus memorias, cuenta que la
solución le vino al quedarse dormido en el autobús: “comencé a soñar con átomos
que se agitaban y chocaban entre ellos formando una cadena. Luego, varios
átomos se unieron formando una serpiente que se mordía su propia cola y giraba
velozmente”. Kekulé se despertó, y lo tuvo claro: el benceno tenía que ser un
compuesto cíclico de seis átomos de carbono, algo que no se le había ocurrido a
nadie. Kekulé, refiriéndose a su feliz descubrimiento a través de sueños,
dijo a sus colegas: “Aprendamos a dormir, caballeros; entonces, quizá,
encontraremos la verdad. Pero cuidado con publicar nuestros sueños antes de que
hayan sido evaluados por el entendimiento despierto”.
§
El ingeniero suizo George Mestral observó su chaqueta cubierta de esos
pequeños cadillos llamados “arrancamoños”, tras un paseo por el campo. Al
quitarlos de su abrigo y estudiarlos en el microscopio, descubrió que estos
parásitos poseen numerosos ganchos dotados de una forma peculiar, que les hace
adherirse muy eficientemente en otras superficies igualmente irregulares. Tras
esto, se le ocurrió crear un sistema de cierre práctico basado en dicha
estructura. Así surgió el cierre de velcro que hoy en día se usa en todas
partes: ropa, calzado…